El tratamiento es concreto, sin especulaciones astracanezcas, las situaciones son las que permiten recapacitar, reír y estremecerse en cada escena, proponiendo un abanico de posibilidades para todas las complacencias.
Con definidas escenas cortas, se agilizan las diversas historias de los personajes comprendidos entre jóvenes, maduros y las personas mayores. La tarea es exponer en cada personaje la necesaria correlación ante este mundo globalizado de frenética velocidad, en el cual no hay tiempo disponible para detenerse a observar las acciones de los demás.
Un Día sin Mujeres, transita por una honesta tragicomedia, consciente de la enorme responsabilidad de trasladar ideas al público, ideas que permanecerán en la mente del espectador por tiempo indefinido.
Estilo similar a El Monstruo, No estamos solos, El Hombre Perfecto, en la que los personajes proponen, pero el público posee la suficiente información para gozar los enredos.
La intención de los emplazamientos serán estilo cámara escondida, para que las actuaciones se sientan naturales, sin poses. Los escenarios estarán acordes a la personalidad de cada personaje, el describir su entorno, expone la sicología individual.
La música será una variedad de ritmos, destacando el jazz, y la música colombiana. Nunca será utilizado el recurso del zoom, se establece que el Dolly será parte de la propuesta estética, el juego lumínico de los escenarios abrazará el ambiente de las escenas.
El guión muestra las diversas historias en ágil armonía, sin cambios bruscos, la trama transcurre sin desarropar a ninguno de los personajes, por eso la dirección de la película está pensada en el mismo tenor.
Además se omiten diálogos altisonantes, escenas con desnudos, el tema con el mensaje interior es lo importante, para que Un Día sin Mujeres, pueda ser vista por todos los públicos.
